La dependencia emocional es un tema del que se habla mucho en los últimos tiempos. Se trata de un concepto que ha calado muy hondo y que utilizamos mucho más en el lenguaje coloquial que en el lenguaje especializado de los profesionales de la salud mental.
La palabra dependencia se toma prestada del mundo de las adicciones para referirse a aquella relación de la que te cuesta salir aunque haya motivos más que evidentes de no es ni sana ni positiva para ti. En este sentido sería como si fueras “adicto” o “adicta” a la relación porque crees que la necesitas para vivir.
En este artículo aprenderás más sobre qué es la dependencia emocional, sus causas, síntomas y qué puedes hacer para salir de ella.
¿Qué es y cómo salir de la dependencia emocional?
¿Qué es la dependencia emocional?
Déjame empezar insistiendo en el punto de que ni los psicólogos ni los psiquiatras, hacemos un diagnóstico de una persona definiéndola como alguien que sufre «dependencia emocional«.
En un lenguaje coloquial o en medios de divulgación, se habla de dependencia emocional para referirse a una necesidad exagerada de afecto, atención, cariño, afecto etc. O bien a la dependencia de una determinada relación de pareja, a todas luces poco sana e incluso dañina y de maltrato. Solemos decir que tal persona tiene «dependencia emocional» cuando desde fuera, vemos claro que está en una relación de pareja que no funciona y no tiene futuro y en cambio la persona que la vive no lo reconoce y es incapaz de romper.
En un lenguaje más profesional, un psicólogo o psiquiatra podría detectar una personalidad dependiente, autodestructiva, un estilo de apego ansioso, una codependencia… Una definición más técnica podría sonar más o menos así:
La dependencia emocional es un patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas, que se intenta cubrir desadaptativamente con otras personas. Jorge Castelló
Todas las personas necesitan recibir afecto de otras. Los seres humanos somos sociales por naturaleza, y siempre requeriremos de la aceptación de los demás, de su cariño y amor.
El problema radica cuando las acciones y conductas que llevas a cabo para obtener ese afecto, son patológicas y desmedidas. De ahí que se defina como una conducta adictiva, ya que para asegurarse que la relación continúe, la persona dependiente emocionalmente sería capaz de hacer cualquier cosa.
Lo más común es encontrar casos de dependencia emocional en el ámbito de pareja donde una de las partes es sumisa y la otra dominante, pero tampoco es raro verlo relaciones de dependencia entre familiares y amigos o en el mundo laboral.
¿Es malo depender de otras personas?
No, todos en algún momento tenemos que depender de otros para poder vivir satisfactoriamente, tanto a nivel emocional como físico.
Una relación sana y equilibrada se da cuando ambas partes dependen la una de la otra de forma recíproca. Cuando uno da y recibe. Cuando uno no debe aceptar cualquier cosa para no perder la relación.
Sin embargo, no es sana cuando observas alguno de estos elementos propios de la adicción al amor:
- una necesidad irresistible de tener pareja y de estar con ella
- una priorización de la pareja o de la persona de la que se depende, por encima de cualquier otra actividad
- una preocupación constante por acceder a ella si no está presente
- un sufrimiento devastador en el caso de que se de una ruptura
- una utilización de la adicción para compensar necesidades psicológicas.
Dependencia emocional vertical y horizontal
Como curiosidad, te voy a hablar de la diferencia que hay entre las relaciones verticales y horizontales. Las menciona Arun Mansukhani en una publicación sobre Sexología Clínica y Educativa de 2013.
Dependencia emocional horizontal
Las relaciones horizontales son las relaciones que se definen entre iguales. Por ejemplo dos amigos, dos hermanas, dos colegas de trabajo. Y por supuesto también dos personas que deciden ser pareja.
Este tipo de relaciones se basa en la reciprocidad, es decir, en que una persona empieza a ser necesitada en la misma medida en que necesita de otros.
En el ámbito de la relación de pareja, la relación es sana cuando se aprecian las ideas, pensamientos y creencias de la otra persona, pero no se vive por ellas ni para ellas.
Dicho de otra forma, se trata de relaciones imperfectas en la medida en la que ninguno somos perfectos ni establecemos relaciones infalibes y perfectas.
Se acepta la diferencia, se convive con los conflictos y la negociación y se ven y se trata de aceptar las cosas como son y no como nos gustaría que fueran.
Dependencia emocional vertical
Este tipo de relación sucede cuando hay una diferencia «de rango» entre las dos personas. Por ejemplo un padre y un hijo, una jefa y un subordinado…
Hay momentos en la vida en los que todos hemos sido dependientes, por ejemplo durante la infancia. Es algo normal y necesario para poder sobrevivir.
El problema surge cuando las personas, luego de superar esta etapa, intentan seguir nutriendo una relación dependiente, ya sea con los padres, amigos o con su pareja.
Las personas con dependencia emocional, parecería que en la edad adulta siguen buscando establecer relaciones de dependencia vertical.
Como si la adicción al amor necesitara de esta dominación, sumisión y dependencia patológicas. Y las personas que la buscan pretenden formar parte de relaciones de pareja perfectas y seguras y por tanto idealizadas e imposibles de alcanzar.
Factores de riesgo para la dependencia emocional
El primer paso para salir de una situación de dependencia emocional, es identificar y reconocer que existe un problema.
Aquí tienes algunos aspectos que sabemos que están presentes en las personas que viven este tipo de relaciones:
Baja autoestima
La baja autoestima lleva a considerarse a uno mismo como inferior a los demás, a despreciarse, a vivir pensando que puedes decepcionar a los demás o con un constante sentimiento de culpa.
Las personas con baja autoestima pueden llegar a pensar que el menosprecio que reciben de su pareja, es bien merecido por lo poco que valen, porque no están nunca a la altura, porque siempre meten la pata… Te puedes imaginar que sentirse así no es agradable para nadie y además puede llegar a justificar comportamientos de maltrato.
Miedo a la soledad
Otra causa bastante común se da en aquellas personas que no soportan la idea de quedarse solas. Y motivados por este sentimiento, no les importa que la calidad de la relación sea pésima, siempre y cuando esa persona no se aleje de ellos.
Cuando su pareja finalmente se cansa y decide seguir su camino, las personas con miedo a la soledad buscan inmediatamente otra pareja para llenar ese vacío y necesidad emocional que les aqueja.
Miedo al desamor y al abandono
Por otro lado está el miedo a no merecer el amor de la pareja. El miedo a creer que una situación tan maravillosa solo le sucede a los demás, nunca a uno mismo.
Las personas con este miedo, tienen una sensación constante de que despertaran de su “sueño” para encontrarse con la supuesta realidad de que ya se acabó y han sido abandonados.
Miedo al rechazo
El miedo a molestar o a que se genere tensión o una posible discusión con su pareja está detrás de la tendencia a evitar las diferencias y por tanto detrás también de la sumisión.
Las personas con miedo al rechazo sufren una despersonalización: son complacientes, y se adaptan a los gustos y necesidades de su pareja, sacrificando las propias, como una forma de mantener la relación a cualquier precio.
8 síntomas de dependencia emocional con los que te puedes identificar
Echa un vistazo a los siguientes síntomas para valorar la posibilidad de que estés viviendo una dependencia emocional.
- Miedo al abandono: Por mal que esté la relación, no te planteas de ninguna forma bajarte del barco. Tu felicidad pasa por estar en una relación de pareja al precio que sea. tus
- Sientes que te has perdido, que te has difuminado o borrado en la relación. Que todo el mundo gira entorno a tu pareja y que tus necesidades, gustos y anhelos se te han olvidado… ¿Te reconoces en esto?
- Te has sometido: Seguro que sabes reconocer a una persona sumisa. ¿Te ves a ti mismx así? Como una persona que teme expresar su opinión o plantear sus necesides y que al contrario, acepta lo que le piden o imponen los demás sin rechistar.
- Sientes que te has «fundido» con tu pareja: me refiero a la dificultad para «parar los pies» tanto a la pareja como a cualquier otra persona, a la dificultad para poner límites y decidir qué permites y qué no les permites a los demás.
- Idealización: Has idealizado tanto a tu pareja y a tu relación, que no eres capaz de mencionar un solo rasgo negativo distinguible para esa persona. Te has llegado a creer que tu pareja es un ser cuasi perfecto que no comete errores y cuya opinión muy pocas veces, o ninguna, es equivocada.
- Relaciones interpersonales destructivas: con esta tendencia me refiero a vivir situaciones de las que otras personas huirían sin dudarlo. Por ejemplo empezar una relación con una persona que sabes que ha maltratado a sus parejas anteriores, o que tiene una adicción grave o que ha infringido repetidamente la ley… Ante una persona que puede suponer un riesgo para si misma y/o para ti, en lugar de tomar la mejor decisión para protegerte, decides quedarte para «ayudarla».
- Dependencia económica: La dependencia económica te añade un plus de fragilidad y puede lograr que te sientas aun más atrapado o atrapada. Si un euro disponible, va a ser muy difícil que decidas abandonar una relación de pareja.
- Uso de drogas: Estás recurriendo a medicación para dormir, para la ansiedad que te causa la relación, para los síntomas de depresión relacionados con lo que no te satisface de tu relación y no puedes cambiar… O estás bebiendo, fumando o consumiendo otras substanciar para esconder emociones y sentimientos negativos o para soportar los celos o la inseguridad.
Morir de amor, asimismo, es morir de desamor: el rechazo, el insoportable juego de la incertidumbre y de
no saber si te quieren de verdad, la espera, el imposible o el «no», que llega como un jarro de agua fría. Es
humillarse, rogar, suplicar, insistir y persistir más allá de toda lógica, esperar milagros, reencarnaciones,
pases mágicos y cualquier cosa que restituya la intensidad de un sentimiento que languidece o que ya se
nos ha ido de las manos.
Infinidad de personas en el mundo se han quedado atrapadas en nichos emocionales a la espera de
que su suerte cambie, sin ver que son ellas mismas las que deben hacer su revolución afectiva.
¿Cómo se puede salir de la dependencia emocional?
Para empezar quiero destacar que superar una dependencia emocional, es posible. Esto no significa que sea fácil pero quiero que tengas claro que es algo por lo que puedes luchar y trabajar.
Como ante cualquier dificultad en la vida, para que la puedas superar te vendrá bien que tengas algunas orientaciones. Fíjate en estas propuestas:
1. Reconoce que tienes un problema de dependencia emocional
Parece un movimiento obvio pero no por eso quiero pasarlo por alto. El primer paso, y tal vez el más difícil, es que reconozcas que existe un problema, que las cosas realmente no están tan bien como te gustaría creer..
No puedes cambiar aquello que no reconoces, por lo que es esencial que sepas reconocer en ti mismx la dependecia emocional.
Deja de culpar a los demás y acepta que tú tienes tu parte de responsabilidad en esta situación y que por tanto tienes también tu parcela de poder para cambiarla.
2. Ten una cita contigo y redescubre lo que necesitas para sentirte bien
Tómate un momento alejado de cualquier distracción y reflexiona sobre cualquier situación en la que hayas realizado algo por alguna persona y te ha hecho daño. No solo por tu pareja, también valen amigos, familiares e incluso conocidos.
Pregúntate si has dejado de hacer cosas que te apetecían solo para satisfacer a esa persona. Si has abandonado amistades, aficiones, pasatiempos… por el simple hecho de que a otra persona no le gustaba o no le parecía bien.
Has dado mucho de ti, pero ¿qué es lo que tú realmente necesitas? ¿qué te hace sentir bien? ¿qué te hace sentir mal? ¿a qué no puedes renunciar?
3. Céntrate más en tu persona
Es importante que empieces a centrarte en ti, en tus necesidades, tus gustos, tu opinión y pequeños caprichos. Tienes todo el derecho de satisfacerlos.
No quiere decir que seas alguien egoísta, sino que comprendas que la persona más importante para ti debes ser tú mismo, que debes respetarte y valorarte tanto o más que a tu pareja, amigos y familiares.
¿Te acuerdas de qué nos dicen en un avión en caso de que necesitemos las mascarillas de oxígeno? Primero ponte la tuya y luego ayuda al de al lado.
4. Aprende a decir que no
Para empezar a poner límites, tienes que aprender a decir que no de forma asertiva. Al mismo tiempo que le dices a la otra persona que respetas su opinión o deseo, muestras tu honestidad, autoestima y fortaleza al mantenerte firme en tu decisión.
Trata de volver a conectar con tus prioridades y principios, así será como poco a poco descubrirás qué es lo que realmente quieres o necesitas hacer. La intención es que no tengas miedo a ofender la opinión ajena o dañar los sentimientos de los demás al mantener tu postura.
5. Despréndete del pasado
Aprender de los aciertos y errores del pasado es crucial para crecer como persona.
La idea no es cargar con las mismas penas y problemas toda la vida, sino beneficiarte obteniendo una valiosa lección de ellas y luego dejarlas ir.
6. Refuerza tu autoestima
La autoestima es fundamental para salir de una relación de dependencia emocional, ya que como habrás leído anteriormente, una baja autoestima es una de las principales causas de caer en este trastorno.
7. Acostúmbrate a pasar ratos de soledad
La persona con la que pasamos más tiempo, desde que nacemos hasta que morimos, somos nosotros mismos. Por eso necesitas aprender a sentirte completo estando solx.
Necesitas acostumbrarte a estar en paz con tu mente y emociones. Está bien extrañar y anhelar el contacto con tu pareja y seres queridos, pero no al punto de ser infeliz si no estás cerca de ellos.
8. Consigue ayuda profesional
Si cuando lees estas propuestas te sientes incapaz de llevarlas a cabo, considera la posibilidad de recibir ayuda profesional. Una forma de afrontar la situación que estás viviendo, es acudir a una persona especialista en terapia de pareja o buscar terapia individual.
Una persona especialista te ayudará a entenderte mejor, a tener presentes tus necesidades, a respetar tus valores, a sentirte más segurx de ti mismx, a aprender a comunicarte de forma más asertiva, a manejar los conflictos sin evitarlos… Es tanto lo que puedes hacer para salir de esa situación que realmente merece la pena.
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